Ibai Cereijo lleva años ayudando a negocios musicales y culturales a mejorar su narrativa de marca para alcanzar a más clientes en Internet y a los medios de comunicación a través de su agencia, Woo Media. Ha dirigido la estrategia en España de festivales como Tomorrowland, Dreambeach, WAN, Puro Latino, Madrid Puro Reggaeton, Medusa Sunbeach o Havana World Music; de artistas como Wade, B Jones, Rebeka Brown o Brian Cross; y de marcas como Brugal.
El parón de la música en vivo por la pandemia le ha permitido explorar una faceta que le apasiona: formar a los profesionales más jóvenes y en ese contexto acaba de lanzar el CAMPUS DJ PRO, una plataforma para ayudar a dj’s emergentes a progresar en la industria. En su primera edición ha congregado a 3.000 artistas de todo el mundo hispano y eso que no ha hecho más que empezar. Por eso no tenemos duda de que no podíamos inaugurar mejor nuestro #easygoing edición #Gofun que con él y su visión sobre el presente y el futuro de la tecnología y los eventos.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando en la industria musical?
Trabajando en comunicación llevo desde que a los 17 años debuté como plumilla en ‘Galea’, una revista de mi pueblo: Getxo (Bizkaia). A mediados de mis 30, conocí Ibiza y me enamoré de lo que allí se cocía. En enero de 2013 decidí dar un giro radical a mi vida profesional, entrando en la industria musical. Se acaban de cumplir 8 años.
¿En qué sentido crees que puede mejorar la tecnología la experiencia de usuario?
La experiencia humana actual ya es indivisible de la tecnología. Las categorías clásicas como online-offline o digital-analógico se están diluyendo y cada vez vivimos más en entornos donde la realidad y la virtualidad están más íntimamente entrelazados. La tecnología siempre tiene la misma función: habilitar, facilitar y acelerar procesos complejos. Hacer fácil lo difícil. Todo el largo proceso desde que una persona escucha una canción hasta que, meses después, asiste a un concierto es tremendamente complejo: creación, distribución, descubrimiento, transmisión, compraventa, logística, seguridad… La mejor tecnología es la que no se ve y la que ha reducido ese largo itinerario a tres o cuatro clics.
¿Cómo crees que se pueden beneficiar los festivales con la tecnología y digitalización de procesos?
Para el consumidor, la mayor oportunidad que brinda la tecnología es asistir a un festival sin darse cuenta de los 10 ó 15 procesos por los que ha transitado (compra de entrada, verificación de tarjeta, expedición de ticket, validación de voucher, emisión de pulsera de acceso, carga de monedero…) porque sencillamente no ha tenido que reparar en ellos y ha podido centrarse en la experiencia musical y social. Para los promotores de festivales, la mayor oportunidad festivales es el uso de sistemas de big data y business intelligence para conocer a fondo la conducta de su público (perfiles sociodemográficos, preferencias, recorridos, horarios, consumos…) y no tener que jugarse decisiones de millones de euros a un golpe de instinto.
Desde el punto de vista del sector ¿crees que en España se apuesta suficiente por la tecnología?
Nuestra industria de la música en vivo ha avanzado mucho en la implementación de tecnología en la última década, pero no se puede decir que España sea un país de vanguardia o un ‘early adopter’. También creo que hay toda una segunda división de eventos más modestos que sigue funcionando de forma relativamente artesanal, y en esa liga es donde más se nota la resistencia al cambio.
En base a vuestra experiencia, ¿cuál crees que es el impacto y beneficio de utilizar tecnología para digitalizar los pagos y procesos del evento?
El impacto es enorme. El promotor de un festival masivo, como algunos en los que yo he trabajado (Tomorrowland, Dreambeach, Medusa, WAN…), necesita acelerar, simplificar y automatizar los procesos. Y, sobre todo, necesita solucionar problemas y no agregar nuevos. La tecnología aplicada de forma inteligente, combinada con un grupo humano capaz, le satisface todas esas demandas.
¿Qué importancia tiene para ti la comunicación cuando se implementa tecnología en un festival?
Un gran festival de música es una gran pasarela de rostros, sonidos y también de tendencias: consumo, modas, tecnología… La comunicación es esencial para hacer a los asistentes partícipes del viaje de innovación y vanguardia al que el festival les invita.
¿Qué papel crees que juega la tecnología para la recuperación del sector?
Va a ser esencial. La tecnología es una de las instituciones que más confianza genera en la sociedad actual, y esa es la mayor urgencia que tenemos: recuperar la confianza.
¿Cómo crees que perciben y valoran el uso de la tecnología los usuarios del festival?
El público joven, y no tan joven, acude a los festivales con una tecnología en el bolsillo más poderosa que la que sirvió en 1969 para poner a un hombre en la Luna: ¡su teléfono móvil! Y la usan intensivamente para conectar, consultar información y documentar todo lo que hacen . Partiendo desde ahí, los que trabajamos en festivales sabemos que cualquier propuesta tecnológica que les proponemos suele tiene éxito: promociones con códigos QR, campañas en redes sociales, marketing de proximidad, descuentos por geolocalización, acciones con realidad virtual o aumentada… Un festival es un laboratorio de tendencias y a los festivaleros les encanta.
¿Qué peso crees que ha tenido el COVID-19 en la transformación digital del sector? Y en vuestro caso concreto, ¿tenéis pensado implementar alguna novedad respecto a tecnología?
El Covid-19 lo va a cambiar todo en la próxima década, y aún no podemos ni calibrar cuánto. Hay numerosos procesos internos de una promotora de festivales que han tenido que afrontar una transformación digital acelerada, y ése es quizás el único beneficio que ha tenido la pandemia. Está por ver hasta qué punto afectará el coronavirus al propio modelo de negocio de los grandes festivales, y cuánto se tendrán que transformar para adaptarse a la nueva realidad de un sociedad con miedo y en permanente alerta.
Tu vaticinio sobre el futuro próximo del sector teniendo en cuenta el panorama actual y ¿cómo ves el festival del futuro?
Tras un año inoculando miedo de forma masiva a la población, va a costar tiempo recuperar la confianza sanitaria. Pero, cuando ocurra, las artes, la cultura y el ocio disfrutarán de unos nuevos años 20: un florecimiento espectacular del consumo de entretenimiento. Después de meses o años de encierros y agonía, la gente va a salir en tromba a gastar, festejar y bailar. Hay muchas cosas de esta pandemia que han venido para quedarse: las tomas de temperatura, los arcos pulverizadores de desinfectante, los controles de aforo más estrictos, los tests rápidos en los accesos… Todo esto es un poco distópico, pero no creo que quede otra opción. Quizás incluso se haga habitual la verificación de la vacunación como requisito de entrada. Aunque es anticonstitucional, hallarán la forma de establecerlo.